Contribución y trascendencia del 26 de julio

 

Ante el agravamiento de la miseria del pueblo cubano, los males y la corrupción política durante la seudo república, problemas agravados posteriormente con el golpe de Estado de Batista en 1952, la lucha armada era la única salida a tal realidad, a esa conclusión arribó Fidel Castro Ruz, después de valorar la situación del país en los primeros años de su vida política.
 
Este fue uno de los grandes méritos históricos del guía y líder de la Revolución Cubana, saber interpretar y transmitir ese legado a los jóvenes y compatriotas de la generación del Centenario del natalicio de José Martí, de abrazar el camino de las armas para derrocar la tiranía batistiana e implantar un gobierno que respondiera verdaderamente al pueblo.

El asalto a los cuarteles Moncada en Santiago de Cuba y Carlos Manuel de Céspedes en Bayamo, el 26 de julio de 1956, constituyó la primera demostración del despertar de aquella necesaria aurora, que si bien no tuvo los objetivos militares esperados, encendió la chispa de la dignidad y la libertad.

Tan grande y apreciado aporte a la patria, fue la contribución de los héroes y mártires participantes en aquella gesta promotora del inicio de otra era revolucionaria, por que el Moncada sembró los simientos para una posterior libertad, germinó en el Granma, creció en la Sierra Maestra y sus frutos coronaron la independencia definitiva, con la victoria el primero de Enero de 1959.

A los héroes y mártires protagonistas de la epopeya del 26 de Julio de 1953, el agradecimiento eterno del pueblo por ser iniciadores de la lucha definitiva que trajo la verdadera libertad e independencia al pueblo cubano.