Afectaciones del Bloqueo económico en la empacadora floridana
Pocos son los sectores productivos y sociales que escapan a los efectos del diabólico bloqueo económico, financiero y comercial que mantiene por más de 50 años Estados Unidos contra Cuba, a pesar de la repulsa mundial manifiesta en las más disímiles tribunas.
La industria alimenticia está entre las ramas productivas más afectadas por las consecuencias directas del prolongado cerco económico, pues para mantener sus producciones depende de muchas materias primas importadas, sobre las cuales ejercen su control transnacionales norteamericanas.
Para garantizar los abastecimientos de productos alimenticios a la población el país se ve obligado comprar las mercancías en mercados lejanos y a veces a través de terceros países, lo que trae consigo una inversión mayor, incluida los excesivos gastos de la transportación.
Esta realidad causa dificultades financieras al país y problemas en el funcionamiento de las fábricas elaboradoras de alimentos para el pueblo, como sucede en la Empacadora floridana Tomás Rojas Rodríguez, donde sus más de 150 trabajadores dejan de laborar semanas enteras por la inestabilidad en los abastecimientos de la harina de trigo, soya y otros insumos indispensables para la elaboración de embutidos, y se ven obligados a recuperar los atrasos productivos en jornadas extras en horas de la noche y los fines de semana.
Las continuas roturas del sistema de frío es otro inconveniente para el proceso productivo de esta empacadora, cuyos equipos datan de la década del 60 del pasado siglo y no pueden ser sustituidos por los déficit de recursos monetarios del país, debido a la política asesina de los continuos gobiernos de la Casa Blanca hacia el pueblo cubano.
En esta industria floridana está presente también uno de los ejemplos de los tantos daños que causa a la economía cubana la hostilidad permanente del Bloqueo yanqui: los compresores que alimentan su sistema de climatización son de la marca Av-100 Sabroen, comprados en Dinamarca, la fábrica de estos equipos posteriormente fue adquirida por una empresa norteamericana, lo que impide a Cuba garantizar el suministro de piezas de repuesto.
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