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Florida Ayer y Hoy

El socialismo: garante de la independencia cubana

El 16 de abril de 1961, fue  domingo de luto en Cuba, el criminal bombardeo del  día antes a los aeropuertos de la Isla, para destruir la defensa aérea del país, dejó un saldo de siete muertos y varias decenas de heridos.

La artera agresión ordenada por el gobierno de Estados Unidos, estrechó aún más la unidad popular en torno a la Revolución y a su Comandante en Jefe Fidel Castro, lo que se tradujo en la rápida y espontánea movilización del pueblo habanero para rendir tributo a los caídos.

 

La visión del máximo líder de la Revolución  Fidel Castro  le permitió avizorar  el peligro a la  patria, ya que las acciones enemigas  eran la antesala de una agresión mayor y rápidamente se lo hizo saber al pueblo y llamó adoptar medidas defensivas y estratégicas.

El sepelio a los caídos, al mediodía del domingo 16 de abril de  1961, a lo largo de la calle 23 del Vedado, en La Habana, resultó impresionante. Un mar humano siguió el cortejo, hasta la esquina de 23 y 12, allí ante una improvisada tribuna, Fidel Castro despidió el duelo de los caídos.

Fue ese el escenario desde donde se hizo una declaración histórica: la del carácter socialista de la Revolución cubana que había llevado al pueblo al poder el primero de enero de 1959, ocasión en que  expresó:

 

"Porque lo que no pueden perdonarnos los imperialistas -afirmó- es que estemos aquí, lo que no pueden perdonarnos los imperialistas es la dignidad, la entereza, el valor, la firmeza ideológica, el espíritu de sacrificio y el espíritu revolucionario del pueblo de Cuba. "Eso es lo que no pueden perdonarnos, -añadió- que estemos ahí en sus narices, ¡y que hayamos hecho una Revolución socialista en las propia narices de los Estados Unidos!...."

La definición fue saludada con un entusiasta y enardecido mar de fusiles en alto, sostenidos por los brazos del pueblo trabajador, en una escena inolvidable, convertida desde entonces, y para siempre, en la más auténtica representación de la voluntad popular para resistir y defender a cualquier precio la Patria y el socialismo.

La grandeza de Fidel Castro  vislumbró  nuevamente sabiamente los sucesos y escoger el momento para definir las profundas transformaciones ocurridas en la Isla y declarar el  carácter  socialista de la  Revolución, al estar claro que la independencia, la soberanía y el derecho a labrar su propio destino, era inseparables.

 

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