Crónica para un hombre que tiene apellido e historia de ejemplo
Por Moraima Borges Mariscal.
Florida, Marz 14- Entre los hierros y las mieles, cuando el guarapo se convierte en grano, o entre los hombres que cortan la caña, con la que solo podrán moverse los molinos; ronda un hombre que agenda y pluma en manos permite convertir el mundo azucarero en noticias y en historia.
Conoce palmo a palmo cada rincón de los ingenios, enjuicia con
propiedad de especialista los rendimientos, la eficiencia y habla del
azúcar como si la sacarosa le corriera por las venas. Cortó caña en la columna juvenil del centenario y muchas otras veces en trabajo voluntario compartió el oficio con el machete para luego entender mejor lo que escribía.
Es difícil para los que le hemos acompañado por décadas de trabajo, no creerlo parte de ese mundo de cortes y moliendas. Tengo que admitir su acierto increíble en pronósticos y análisis aun cuando siempre discutió conmigo cuando por vehemencia le llamaba al “Carlos Manuel de Céspedes” el reloj camagüeyano.
Permítanme hablarles de Humberto Guevara Esquivel, un hombre que con la labor y la entrega periodística difumina las hazañas del azúcar y sus ingenios por la etérea señal de la radio. Ojala me equivoque cuando pienso en que tardarán años para que otro de los nuevos periodistas logre interpretar desde la redacción de su emisora el significado del ruido de las calderas, los escapes de vapor, el color del humo por la chimenea o cada pitazo de los cumplimientos…
No obstante otros tendrán que aprender como Guevara, porque en Florida habrá por muchos años zafras, cañas y centrales; y por muchos años en Florida vivirá la tradición de la radio y la noticia en función de la prensa.
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