El Granma promotor y forjador de un ejército revolucionario
La antorcha de la libertad encendida por los 82 patriotas expedicionarios del Granma, marcó el reinicio de la continuidad de las luchas por la definitiva independencia del país y del nacimiento del Ejército Rebelde, el dos de diciembre de 1956.
Aquel destacamento pequeño, sobreviviente del desembarco y del revés sufrido en el combate de Alegría de Pío, conformó el núcleo forjador de una fuerza revolucionaria que pronto se transformó y creció con el inagotable manantial del pueblo, en un poderoso ejército guerrillero que ofreció a sus heroicos antecesores de las gestas independentistas el mejor de los homenajes: coronar su obra inconclusa con un triunfo que esta vez no pudieron escamotear los norteamericanos.
La veintena de revolucionarios sobrevivientes de aquella gesta , reagrupados en Cinco Palma, con Fidel de nuevo al frente , impulsó una guerrilla que en 25 meses derrotó a las fuerzas del dictador Fulgencio Batista y logró el triunfo definitivo el 1 de enero de 1959.
Ese ejército no solo fue el brazo armado del pueblo para conquistar la victoria, sino que se convirtió en factor decisivo de cohesión y unidad de todos los revolucionarios cubanos y garantía del poder de los trabajadores cuando todavía no estaba constituido el Partido que hoy guía la Revolución.
Convertido en las actuales Fuerzas Armadas Revolucionarias, ese ejército Rebelde continuó multiplicándose con millones de cubanos que, como integrantes de sus filas, miembros de la reserva, de las Milicias de Tropas Territoriales o las Brigadas de Producción y Defensa están dispuestos a preservar la soberanía patria y a continuar la construcción del socialismo frente a cualquier amenaza.
El rigor y la adversidad conformaron la recepción al naciente ejército Rebelde. Por su trascendencia y simbolismo, cada 2 de diciembre se celebra en Cuba el Día de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y el de todo nuestro pueblo combatiente, como lo proclamó el General de Ejército Raúl Castro Ruz.
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