Crónica a la gesta del Moncada.

 

Los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, el 26 de julio de1953, abrió una nueva era en la lucha revolucionaria cubana y revivió el espíritu de rebeldía de nuestro pueblo, heredado de los insurrectos mambises.
 Liberar a la patria y forjar una nueva vida para sus hijos, animó la esperanza de los jóvenes protagonistas de la acción que estremeció al país y el continente en el centenario del natalicio de José Martí, paradigma mayor de sentimientos y amor por su país.

Ser portadora de la lucha armada, como única vía posible para lograr la verdadera independencia, sin amo y explotación, fue el destello de luz encendida por aquella epopeya, la que ya pronto a cumplir sus 60 años de su irradiación, las nuevas generaciones de cubanos recordamos el valor y patriotismo enarbolado por aquellos soldados, cuando “quisieron tomar el cielo por asalto”.

“El pasado es la raíz del presente”: la semilla del Moncada enraizó  nuestra historia, incendió la llama de la dignidad y el porvenir de la patria, engendró el Granma, la Sierra y la libertad definitiva con la aurora victoriosa del primero de  Enero de 1959.

Después del Moncada nada pudo detener la lucha victoriosa del pueblo, demostró que “trincheras de ideas son más victoriosas que trincheras de piedras”, dejó el valor de una doctrina y la lección permanente de la perseverancia y el tesón en los propósitos justos, que hoy mantenemos los cubanos en el Moncada de estos tiempos: salvaguardar las conquistas de la Revolución, con más orden y disciplina en el trabajo, la economía y la sociedad.