La injusticia no admite el perdón, ni puede quedar impune

Hace 36 años el pueblo cubano fue víctima de uno de los episodios más brutales de terrorismo en el continente: el vandálico sabotaje que hizo explotar en pleno vuelo un avión de cubana en las costas de Barbado, el seis de octubre de  1976, acción que demostró una vez más el odio brutal de los enemigos de la Revolución y los hijos de este país, al troncharle la vida y esperanza a 73 personas inocentes, en su mayoría jóvenes y deportistas. 

Este hecho, más que atentado político, fue un asesinato premeditado y alevoso, NO fue el primero ni el último en la larga historia de agresiones terroristas organizadas por la Central de Inteligencia de los Estados Unidos y de la Mafia radicada en Miami contra nuestro país.

La desfachatez de los autores principales de esta masacre, los sanguinarios Luís Posada Carriles y Orlando Voz, reconocieron públicamente ser autores intelectuales del horrendo crimen, tal afirmación es un ejemplo más del cinismo de las manos tenebrosas de estos asesinos al servicio de la CIA y una ofensa a las víctimas y a sus familiares.

A 36 años de aquel crimen masivo, continúa el reclamo de Cuba, para que sea enjuiciado el terrorista principal del hecho: Luís Posada Carriles, con residencia en Miami, pero parece que para él no existen leyes en los Estados Unidos. 

Sin embargo Cinco compatriotas cubanos  guardan prisión injustamente en cárceles norteamericanas desde hace 14 años, por proteger a su pueblo de los actos terroristas organizados en ese país, lo que constituye otra de las tantas manifestaciones del doble rasero de la política imperial.

Como dijo en una ocasión el Líder Fidel Castro, “la dolencia de los familiares de las victimas del Sabotaje de Barbados jamás acabará, el dolor de la Patria tampoco, lo mismo que el reclamo permanente ante crímenes semejantes aún impunes”, por eso se mantiene el mismo reclamo: ¡Justicia!.